“Política y desinformación: Fakes news y campañas electorales” (conversaciones)

Eduardo Arriagada
17 min readMay 1, 2019
(Borrador de una conversación en el contexto del Taller liderado por mi amigo Axel Callis en la Fundación Chile 21)

Muchas gracias por la invitación. Ya he estado un par de veces en esta casa, invitado por Axel Callis, creo que no me había tocado venir a exponer. Siempre es un lujo cuando te piden que te sumes aportando. Creo que ya nadie duda que esto de las “fakes” es un tema clave para nuestra democracia.

Algunos venimos trabajando hace años porque se trata de un problema que reúne a muchos de los desafíos que enfrenta actualmente la Facultad de comunicaciones que lidero, en especial en su escuela de periodismo.

Quiero primero definir el problema, esto no se trata de simples mentiras, aquí hay un intento de destruir la misma posibilidad de contar con “verdades”, un intento de destruir el espacio de un periodismo ecuánime. Luego quiero destacar tres condicionantes que tienen que entender para empezar a pensar cómo enfrentar esto.

a) Siempre se mintió, lo complejo es que hoy es mucho más barato y eficiente engañar. Siempre hubo mentiras en los medios, mirado cualquier edición de un diario podemos decir que está lleno de ellas. Muchas fuentes mienten, lo hacen seguido. No basta que una noticia incluya contenidos falsos, que esté condicionada por el discurso del odio u otros vicios periodísticos para que se convierta en una fake.

En el periodismo hemos sido demasiado tolerantes con de mentiras, ante una manifestación nos conformamos con pedir el dato e asistentes a carabineros y al líder de la convocatoria, sabiendo que no son verdad los datos, los publicamos. Aunque existen formas profesionales de medir el tamaño de una manifestación, pero es más fácil o barato publicar mentiras

La guerra de Irak les mostró a los norteamericanos que sus autoridades les habían mentido. Es una necesidad leer el libro “935 mentiras” de Charles Lewis que describe las mentiras de la administración Bush para declarar la guerra a Irak. La prensa del siglo XX fue incapaz de lidiar con una autoridad que se acostumbró a mentir. Lewis en ese libro -anterior a al fenómeno de la Post Verdad- explicaba que lo que los políticos entienden como el lenguaje político es la defensa de lo indefendible, por ejemplo, hacer que sea creíble y respetable la práctica de matar a otro.

Gran parte de lo que viene son apuntes tomados de mis otros “fenicios”, complementados por la lectura del libro “Post Truth. The new war on truth and how to fight back” del periodista inglés Matthew D’Ancona que me tocó comentar el año pasado.

Ese libro muestra que el problema del fenómeno de la Post Verdad se impone el momento de la crisis en el hemisferio norte con la crisis del 2008 que provocó un terrible quiebre de la confianza, con ello se pierde la idea de comunidad y el mundo se convierte en una infinidad de individuos temerosos encerrados en sus casas.

b) Lo que está en juego, ya no es un grupo de mentiras sino la idea de eliminar la verdad, la base de la civilidad, de eliminar el espacio del periodismo.

“Cuando las palabras se corrompen la comunidad se desintegra” leí que es una frase de Confusio. El lenguaje es clave. Los cambios relevantes en comunicación afectan algo determinante para seres sociales, el lenguaje no es uno más de los atributos humanos, Timoty Garton Ash lo define como el rasgo definitorio del hombre. Las palabras importan. Palabras poderosas han estado tras los grandes cambios sociales, con palabras eficientes se consiguen nuevas políticas sociales, no dan lo mismo las palabras. Se busca un mundo donde se pueda asegurar que “no existe tal cosa como los datos”, solo tenemos material que puede ser interpretado por unos como verdadero y por otros como falso.

Para D’Ancona nos encontramos en una guerra por la verdad. Él muestra que, ante todo, la posverdad -desde las comunicaciones- es un fenómeno emocional. D’Ancona presenta la Post Verdad como un fenómeno emocional que surge como consecuencia de esa pérdida de la confianza en las instituciones. En ese sentido para él Trump o el triunfo del Brexit son síntomas de ese problema. No creo que se refiera a una situación muy distinta a la que vivimos en Chile donde tenemos grados de confianza interpersonales bajísimos en términos internacionales.

En el tema de nuestros “fakes” las primeras señales las tuvimos con un par de audios en torno a Enap, pero el tema se desmadró en el verano de los incendios forestales del 2017. Vino la última elección donde ya tenemos un contexto de mentiras aprovechadas políticamente, la segunda vuelta de Piñera movilizó apoderados difundiendo la idea de la existencia de votos marcados. Mis profesores Sebastián Valenzuela y Daniel Halpern han venido trabajando esto en serio, tienen un “paper” que deben conseguir.

Pronto tendremos un análisis de con lo que sucedió con las mentiras en el contexto de la principal plataforma social nuestra, Facebook, gracias a dos grants recién obtenidos en los que participa el mismo Sebastián junto a Magdalena Saldaña, entre otros.

Otra pista: esta guerra aprovecha lo vulnerable que es nuestro entendimiento según la neurociencia. Estamos predispuestos al engaño, nuestra memoria no funciona como un archivo que preserva con cuidado y orden. Estos se mantienen gracias a millones de impulsos como un contador de historias donde lo nuevo se acomoda a las creencias previas. Aunque sea por eficacia aprendemos más para hacer más consistente una cierta narrativa que para cuestionarla, privilegiamos lo que refuerza. Las ideas de cámaras de eco o sesgos de confirmación son propios de nuestra forma de razonar en el mundo real.

CONDICIONANTES
1.- Estamos conectados.

Una presentación sobre estas conversaciones publicadas: https://www.youtube.com/watch?v=qoZsOf8Lal8&feature=youtu.be&t=207

Muchos centran en lo meramente digital el aspecto central del cambio que estamos experimentando. Pero internet no fue un cambio radical en la forma de comunicarnos, si revisamos las páginas webs y el internet de los enlaces en términos de paradigma en ellas se mantuvo el paradigma comunicacional centrado en mensajes que se mandaban de uno a miles. En la TV y la radio ya había resurgido la oralidad pero tanto en el diario, la radio, la TV, como también internet se mantuvo el foco en los mensajes hasta que irrumpen dos fenómenos que para mi se convierten en un cambio tan relevante como el surgimiento de la imprenta en cuanto a cambio de paradigma: me refiero a la masificación de las redes sociales y los móviles.

Todo cambió el 2007, hace solo doce años. Aunque Facebook nace el 2004 estos espacios no consiguen su explosión hasta que esa empresa desarrolla el Newsfeed. Hasta antes del 2007 en Facebook entrábamos en nuestro perfil o en las páginas de otros para ver lo que hacían, la clave de Facebook universal fue resultado del cambio de experiencia que significó que al entrar a la red social más relevante nos empezamos a encontrar un muro hecho gracias a algoritmos que elegían lo más interesante de lo que habían publicado esos amigos.

En ese mismo año Steve Jobs había reintentado lo que ya llamaba teléfono inteligente al lanzar el iPhone con pantalla táctil. Pocos entendieron tan bien lo que pasó en el 2007 como Mark Andreessen. El exitoso inversionista dijo que la retórica de Steve Jobs y el diseño de Apple no dejaron ver que tener un iPhone era el equivalente exacto de ponerte un super computador Cray 2 que solo 20 años antes costaba 10 millones de dólares en tu bolsillo: tenía el mismo sistema operativo, la misma velocidad de procesamiento, la misma capacidad de almacenamiento de información, pero costaba menos de 600 dólares.

Esta es la realidad, lo digital es el agua del futuro, la conectividad es el aire, no vamos a vivir sin ellos, debemos aprender a vivir en este nuevo mundo. No es que sean más importantes que el agua y el aire, es que hacen la vida mejor. Pero lo que debemos considerar como cambio clave con las redes es que están le dan a las mentiras (a todo lo que se comparte) una velocidad que no tenía. Pensemos en una fake chilena, la campaña anunciando que habría desabastecimiento de bencina en Santiago por wasap.

El problema no son las redes sociales. Muchos simplifican esto diciendo que Facebook está lleno de mentiras, lo que está condicionado por la enorme distancia que existe entre lo que una mayoría conoce de las redes y lo que realmente entiende. Las redes son una herramienta, fenomenal, pero puede usarse para todo. Twitter no se pensó como un espacio para el dicenso, Facebook no se pensó para compartir historias que valían la pena, esos son usos que se les ha dado.

Siempre hay temores ante las nuevas tecnologías, Platon alertó sobre el efecto que podría tener en el pensamiento el desarrollo de la escritura, para que hablar lo que se dijo del impacto que tendría en la sociabilidad el impacto de los teléfonos… Pero las redes tienen un segundo problema que lo alertó el 2012 nuestro compatriorta, el físico teórico que también colabora en la facultad, Cristián Huepe. Él mostró cuando en las redes hay muchos núcleos de personas con opiniones similares, conectadas con pocas fuentes de información, junto a muchos medios de información transmitiendo para pocas personas — como los blogs o Twitter — , todo lo que genera círculos cerrados y autorreferentes que progresivamente van perdiendo la capacidad de ser permeados por otras informaciones.

Con la creciente diversidad de medios offline y online y las nuevas tecnologías de los medios de comunicación, es cada vez más fácil evitar las opiniones opuestas por completo”. (Construcción de Timeline en Twitter, círculos en Facebook, etc.). El peligro es el impacto de las redes sociales, cuando lo evidente sería pensar que actuamos mejor como comunidad que individualmente, que es lo que pasa con los peces y los insectos, lo que debería ser todavía más evidente ya que el hombre además tiene la inteligencia social, es decir que todo esto debería ser algo positivo, pero hay evidencia que el fenómeno de los filtros antes mencionado le está quitando eficacia al trabajo de desacreditación de los datos que no tienen evidencia factual. Es grave cuando Chile también es líder mundial en el uso de estos espacios sociales.

Finalmente hay otro problema de las redes es el abuso que se puede hacer desde el poder. Pensemos en la lucha contra las dictaduras, lo que pasó en la primavera árabe, la gente puede saltarse a los medios y tuvo un espacio fenomenal para informarse lo que no aparecía en los medios estatales y también para convocar a la gente a las protestas contra Mubarak, pero esa misma herramienta que sirvió como palanca a favor del dicenso y contra la censura también fue aprovechada en la revancha de los autoritarios para controlar.

Cuando el equipo de Mubarak retoma el poder usa toda la información publicada en las redes para atrapar a los disidentes, gracias a la trazabilidad de todas las conversaciones de protestas ellos pudieron ver a todos los conocidos y familiares de los disidentes. El Consejo de Estado chino habla abiertamente se su intención de conseguir de aquí al 2030 el liderazgo mundial en inteligencia artificial. Una ventaja en su competencia con USA es que en China no existe el mismo respeto al manejo de los datos de los individuos. La Big Data sobre los chinos a la que acceden sus empresas es muy superior a la que existe en USA donde la separación entre el estado y las empresas es mayor y existen algunos límites al abuso.

Hace dos años trajimos a la UC a James Katz, mostró que en Chine hay un Score Social que define si un ciudadano puede viajar al extranjero, si puede ir a un hotel de lujo, incluso si puede postular a un trabajo en el Estado o recibir una beca o apoyo social. Ese indicador se construye por un algoritmo que toma tres datos, un tradicional que incluye record criminal, paga de sus deudas, etc, otro social que revisa si cumple las normas del tránsito, su historial de honestidad académica y un tercer indicador digital que incluye como trata a la gente en las redes sociales, si se desinforma, incluso sus hábitos de compra digital.

Este es el entorno de las personas conectadas con la fuerza de lo social y lo móvil.

Cuando se pierde la confianza, también cambia la actitud hacia la verdad y por eso llegamos al mundo temido por Orwell de 1984: lo que él temía era que el totalitarismo destruyera la misma idea de veracidad. Vivimos en el mundo que Orwell adelantó en 1984 donde el Estado Oceánico controla a cada uno de los Winston con un dispositivo conectado a internet, con pantalla y web cam, pero con la ventaja que este 2019 los Winston se comportan como exhibicionistas porque piensan que al entregar su privacidad reciben a cambio una mejor experiencia digital.

2.- La irrupción del populismo, es decir de los políticos que evitan a los medios

El populismo estás muy cerca del problema del lenguaje que hablaba antes.Una profesora visitante que cumple 10 años viniendo a hacer clases a la UC, la gran periodista argentina, Leila Guerriero escribía sobre la importancia de las palabras destacando las que usaron ante las derrotas electorales nuestros pequeños autócratas. Las de Evo responsabilizando a las redes y tratándolas de “alcantarilla”: “Vamos a evaluar los mensajes de las redes sociales, donde las personas no se identifican y hacen daño a Bolivia”. “Ha llegado la hora de regular”. “Hemos perdido la batalla, no la guerra”. Leila destacaba palabras que no debieron estar: evaluar, regular, batalla, guerra.

Luego, ejemplificaba mensajes extorsionadores de Maduro o de Cristina Fernández de Kirchner quien toma el término de “resistencia” que usó la disidencia en la dictadura para definir la forma que se plantea su oposición en democracia. La periodista argentina nos recordaba que las palabras no son inocentes porque no somos inocentes quienes las usamos; citaba: “no es lo mismo un rostro, que una cara o que una jeta”.

El gran enemigo de la verdad, del periodismo es el populismo. En “935 mentiras” donde se mostraba como la administración Bush engañó a la sociedad norteamericana usando los medios para justificar la guerra de Irak, donde incluso se citaba al periodista estrella del New York Times diciendo que Obama fue gran enemigo de la libertad de prensa de toda la generación, mostrando que hizo más daño que Nixon, se entiende que el populismo es una forma grave de asumir la política.

Creo que debemos tener en cuenta que en el debate político también hay actores que no valoran nuestro sistema democrático, presionados ellos prefieren los regímenes que son liderados por dictadores, el fascismo también se desarrolló y llegó al poder usando a la democracia. Hay una creciente intolerancia al discurso libre, no debemos permitir los límites a la libertad de expresión salvo por razones de emergencia real, Hay que advertir a cualquier ayatola de lo políticamente correcto que están restringiendo el debate de ideas. Pero eso es distinto, lo que debemos atender ahora es el populismo.

El populismo es una tendencia latinoamericana. Tuvo su renacimiento en la región en los años 90 y en esta última década la supimos exportar a Europa y Estados Unidos con increíble éxito. Más allá de las ideologías por todo el mundo aparecen seguidores de Juan Domingo Perón.

El populismo no quiere a los medios porque estos funcionan como contrapeso de las mayorías circunstanciales. Maduro al tener una mayoría circunstancial busca imponer sus ideas y los medios aparecen garantizando el derecho a expresarse de las diversas minorías que para el autoritario están equivocadas y responden a intereses miserables.
El populista es especialista en reemplazar la compleja honestidad por una engañosamente simple realidad, reemplaza lo racional por lo visceral. El entusiasta que valora al populista entiende el “hablar simple” no como el que “habla con la verdad” sino el “político diferente que aborda mis ansiedades y mis esperanzas”. El populista se salta al intermediario al periodista y habla directamente a cada uno de los temerosos que están aislados en sus casas. El populista entiende primero que para tomar las emociones hay que alejarse de la explicación técnica, abstracta y reemplazarla por la simplicidad. El gran enemigo del populista es el “buen periodismo” que busca en cambio revelar la complejidad, los matices, las naturales paradojas del vivir en comunidad.

Esto en latinoamérica lo hemos vivido antes, Evita Perón aprovechó la radio para saltarse a los periodistas. Lo novedoso es el contexto de las redes sociales digitales, que le dan instantaneidad al problema, y permite que realizarlo con pocos recursos y con alta eficiencia.

Para enfrentar este tema debemos sacarnos las anteojeras de nuestros gustos políticos y revisar las prácticas que estos políticos tienen respecto a los medios. Verán que Corbyn e incluso Teresa May en Inglaterra, Sanders y Trump en USA, Le Pen en Francia, Tsipras en Grecia, no solo Vox, también Iglesias en España… a ellos los define la búsqueda de una conexión directa con el pueblo para convertirse en la única voz que representa a ese pueblo, todos buscan que la opinión pública vea a sus rivales políticos como enemigos del pueblo, a todos los caracteriza el esfuerzo por limitar la independencia de la sociedad civil que incluye el trabajo informativo.

Lo propio del autócrata es el tratar a los medios independientes del gobierno como enemigos porque estos siempre han funcionado como contrapeso de las mayorías circunstanciales. Los Kirchner, los Maduro y los Correa al obtener una mayoría circunstancial tratan de imponer sus ideas y se enfrentan a los medios porque estos aparecen garantizando el derecho a expresarse justamente de las diversas minorías que el autócrata está convencido de que están equivocadas y responden a intereses miserables.

Para un seminario en el año 2017 trajimos a una autoridad internacional en el tema, Carlos de La Torre hizo un análisis histórico partiendo del uso que hizo Eva Perón de las cadenas de radio para alcanzar a sus seguidores y transmitirles su amor al pueblo como su odio a lo oligarquía.

En el seminario La Torre hizo un paralelo entre dos populistas ecuatorianos, Bucaram y Correa. El primero fue destituido a los seis meses y el segundo estuvo diez años en el poder con la misma receta de enfrentar a los medios. Correa consiguió mostrar al periodismo de su país como un ejercicio dominado por los intereses oligárquicos y consiguió someter a los medios para conectarse directamente con sus ciudadanos. En Rusia Putin controla las preguntas y las respuestas que parecen la la TV, sus medios son medios de propaganda. En España los padrinos del nuestro Frente Amplio usan las redes para hacerle bulling a los periodistas que los cuestionan, los atacan en forma personal en las redes sociales.

En este contexto ya no basta el periodismo de fuentes, el que se limita a poner el micrófono en las dos partes que discuten. Las técnicas tradicionales no funcionan cuando uno de los que disputa el poder siempre desinforma. Por ejemplo con lo que se sabe hoy del daño que provoca el tabaco no basta darle el mismo tiempo al entusiasta ejecutivo de la tabacalera y al médico que explica los efectos de la nicotina. El periodista tiene que ir más allá de poner el micrófono y verificar las aseveraciones.

La cura al periodismo de fakes es una sobredosis de periodismo de calidad y ahí debemos colaborar todos. Desde hace cinco años trabajamos cada semestre un ejercicio de fact-checking o verificación, tb tenemos un curso obligatorio de periodismo de investigación que lidera la profesora Paulette Desormeaux que le ha cambiado la cara al periodismo de investigación que realizan nuestros alumnos.

3.- Medios débiles como contrapeso

El otro gran tema es la debilidad creciente de los medios. Trump estuvo atrás de la campaña promoviendo el mito de que Obama no nació en USA y que su rival Ted Cruz había tenido relación con los que mataron al presidente Kennedy. Esto fue alertado por los medios, pero cuando lo hicieron los medios ya no eran creíbles por los votantes que apoyaban a la celebridad medial que llegó a la presidencia.

Julia Cage, que escribió Salvar los Medios de comunicación, dice que la paradoja de los medios es que es un número reducido de actores, con un peso económico relativo bastante débil, y para el cual trabaja un grupo de trabajadores todavía más escuálido, pero influyen en una parte importante de la población y condicionan la democracia. Toda la industria de medios pesa económicamente menos que la madera en Chile, para qué hablar ahora que el sector está atravesando una crisis muy grave.

El problema s que el mejor antídoto contra el populismo es el buen periodismo, más que un periodismo distinto se trata del periodismo de siempre que se perdió en los ahorros de las crisis que viven los medios, se trata de un periodismo que es más difícil de vender.

En la idea del “desafío de civilizar” uno recuerda al protagonista de la serie The Newsroom. En uno de los capítulos, el protagonista Bill McAvoy dice que su misión es civilizar, y su jefe Charlie Skinner le pregunta cómo te está yendo y él dice, el progreso es lento, pero es un trabajo de largo plazo. El antídoto es fomentar que el político exprese la complejidad, es verificar, es investigar.

Los medios han perdido definitivamente el protagonismo que tuvieron en favor de su audiencia que se torna en usuarios empoderados.

Qué podemos hacer entonces para enfrentar con medios débiles la post verdad? según D’Ancona esto pasa porque los ciudadanos digan basta a la mentira y se paren delante como en otros tiempos uno ciudadano se puso delante de un tanque.

D’Ancona nos anima en el libro a periodistas, científicos y expertos a entrar a la conversación publicada que se desarrolla en directo en esas mismas redes. La interactividad no puede ser vista como una opción, debe asumirse como una condición de las comunicaciones que se imponen. Lo que viene son conversaciones publicadas. No leemos simplemente, con consumimos contenidos, interactuamos con esos contenidos, de audiencia pasamos a ser usuarios. Ancona nos anima a que aprendamos a manejarnos en forma articulada en estos nuevos espacios que son las trincheras donde se está dando la guerra por la verdad, la guerra que vamos perdiendo.

Hace poco tiempo muchos “expertos” aconsejaban que los tiempos de Twitter habían quedado atrás, lo mismo dicen de Facebook casi desde que comenzó. La realidad es que esta semana el diario El País presentaba una crónica de cómo Donald Trump estaba cambiando las relaciones internacionales desde una cuenta de Twitter. Esta semana tuve a Joaquín Lavín en la facultad; hace un año y medio fui a explicarle la importancia de las redes y ahora es un converso que da clases de cómo hacer gestión municipal usando esa misma red que reconoce menos usada que Facebook.

Valoro mucho del libro que -a diferencia de otros análisis- en él se entiende que la crisis no pasa por un problema de Facebook (de redes) o de pantallas (móviles) sino que asume que es un problema de relaciones entre personas y de confianzas, es un problema de civilidad. El libro entrega dos pistas para tener éxito en el entorno:
1) humildad para aprender a oír las redes
2) honestidad, que incluye tratar al otro al que informamos como un ciudadano maduro.

Yo creo que en esas dos frases hay un guiño para ir incluso más allá de los medios y de la academia. La humildad para aprender a oír es clave, nosotros tenemos un proyecto que llamamos Social Listening, usamos la marca SoL en el que estamos trabajando con el físico teórico Cristián Huepe que vuelve a Santiago la próxima semana junto a un grupo de profesores para tener el mejor laboratorio posible para oír las redes.

Lo segundo es clave: la honestidad exige hablar siempre con la verdad, ya sea porque se trata de una guerra para defender la verdad o por la convicción de que el que mienta está entendiendo que en este contexto se lo va a descubrir. El libro comenta que la honestidad exige tratar con más respeto a la ciudadanía, asumir que ahora están empedrados y se comportan como usuarios, y aunque piensen distinto no son idiotas. D’Ancona dice que hay que tener cuidado con el Mito de que que hay un mar imposible de cruzar que separa a las elites educadas de la gente del mundo real.

Antes de terminar les leí algunos datos de la investigación citada:

PD (En las conversaciones posteriores los asistentes alertaron sobre el “buenismo” de mi actitud ante las redes, les reconocí que estaba todavía digiriendo la lectura del ilustrativo The Age of Surveillance Capitalism de Shoshana Zuboff.

No alcancé a decirles que si quieren entender la relevancia de los algoritmos no pierdan oportunidad de oír a un viejo amigo de la facultad: Martin Hilbert en el que fue nuestro primer “Visionarios”:

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Eduardo Arriagada

Profesor de la Facultad de Comunicaciones de la UC. Integrante del laboratorio Social Listening SoL-UC. Autor de #TsunamiDigital, premio iRedes 2016.